Fantástica locura de diversión y acción con altos niveles de strógenos que abusa sin complejos de fórmulas románticas pastelosas (gato incluido) y narración surrealista en pro del todo por el entretenimiento. Porque si algo es ‘Argylle’ es una película desacomplejada, que conoce las reglas del género y se las toma con tanto humor que consigue reírse de sí misma, contagiando la sonrisa al espectador.
Lo mejor: La falta de realidad de la historia y la frescura con la que se presenta en un tono casi cómico.
- Lo peor: Bryce Dallas Howard. En una cinta con historia imposible de creer lo único que resulta cuestionable y ridículo es ver a la actriz ejercer de heroína de acción con un sobrepeso que claramente no encaja con el personaje y que resta credibilidad y suma bochorno a una cinta que, por todo lo demás, es desacomplejadamente divertida.
- Destaca: Sam Rockwell luce sorprendentemente grácil en un rol en el que no estamos acostumbrados a verle y realmente consigue crear un poderosa empatía con el espectador. Incluso Henry Cavill resulta de lo más acertado en su rol de espía, haciendo que ver a John Cena a su lado no sea el acostumbrado mal trago de ver a Cena intentando actuar. Falla, eso es innegable, Bryce Dallas Howard. Y quizá el final apoteósico de gases de colores y patinaje sobre petróleo sea el broche que la película no se merecía (culpa integra de Bryce Dallas Howard) y el pésimo montaje para que parezca que la actriz es una máquina mortífera de movimientos letales.
- Los que critiquen esta película: Serán posiblemente unos seres amargados que no sabían qué iban a ver.