Bradley Cooper se revela como un director portentoso. Su habilidad para dotar de emociones a sus personajes es más que notable. En ‘Maestro’ no sólo juega con la cámara y se arriesga con un atrevido montaje, lleno de música y chispa, sino que nos regala a un personaje complejo y desgarradoramente humano, capaz de trasnmitir un torbellino de sensaciones y emociones al ritmo de una música y un montaje diseñado para atraparte en la pequeña burbuja en la que Carey Mulligan se expone como una digna merecedora de la estatuilla en un año sin grandes actuaciones femeninas.
- Maestro: El atrevimiento que supone un montaje lleno de símbolos y colores emocionales.
- Lo peor: El atrevimiento de un montaje que puede llegar a despistar en algunos momentos.
- A reconocer: El crecimiento de Cooper como director y actor, acercándose al tono de Clint Eastwood y consiguiendo dotar de alma y espíritu a todas sus cintas.