El problema de ‘El color púrpura’ es que a pesar de contar con una historia con potencial, con fuerza, con sentimiento, con rabia… la narración a golpe de cancioncilla hace que todo se quede una gran y profunda banalidad sin interés emocional alguno. Las coreografías y las canciones son animadas e incluso coloridas pero no transmiten la fuerza desgarradora de una historia que acaba siendo silenciada por un intento fallido de musical sin ton ni son.
La trivialización del dolor, la normalización de lo incorrecto y el mensaje erróneo de que no hay mal que por bien no venga hace de esta película algo enfermizo y deplorable.
- Lo peor: Que existiendo la versión de Steven Spielberg, emotiva y desgarradora, se desperdicien esfuerzos y presupuestos en este insulto al libro que da origen al filme.
- Lo mejor: La sensación inalterada que se mantiene durante todo el metraje, que ahorra al espectador sufrir o involucrarse por las desventuras de unos personajes que parecen aún menos afectados por el horror que protagonizan que el propio espectador.
- El fallo: La película pierde toda su fuerza en su intento de banalizar el horror y el drama a golpe de bailes y cancioncillas. Quitemos las canciones y nos quedaremmos con nada, con un hilo argumental tan fino y delgado que desaperece por sí mismo y hace que la narración en sí sea todo un insulto a una historia que merecía ser contada con algo más de respeto.
