La simpleza y fragilidad de esta historia es conmovedora en todos y cada uno de sus fotogramas, cargados de emociones y sentimientos. Con un diálogo excaso en palabras, la película cuenta más de lo que podemos asimilar en un primer visionado. Son muchos los gestos y detalles que esconden su propio mensaje y significado en escena. La película nos muestra la belleza de lo simple a través de un personaje que posee un espíritu libre, desacomplejado, en equilibrio con lo que le rodea, pase lo que pase.
La harmonía de sus sonidos, de sus imágenes, de sus luces y de sus sombras, hacen de ésta una fábula conmovedora que consigue llegar a lo más profundo del alma, invitándonos a reflexionar sobre cómo planteamos cada día, dejándonos llevar por aspectos superfluos y materiales que no significan nada al final del día.
- Lo mejor: La interpretación del actor protagonista es fabulosa en todos los aspectos, capaz de conmovernos y emocionarnos sin nisiquiera decir una palabra.
- A destacar: El mensaje de cómo todo está conectado de una forma u otra, y de cómo cada persona es un mundo, capaz de influir en nuestro propio cosmos, aportando luces o sombras. Y sobretodo la idea de que la vida no es otra sino cambio, evolución, ausencias, interacciones, repetición y aptitud. ¿Dejamos que pese más lo negativo o lo positivo? Pero sobretodo es falta de respuestas. Es presuntuoso intentar buscar sentido a las emociones o a la vida. Pero más absurdo es no pararse a mirar lo que nos rodea, porque entonces nos perdemos cosas que nadie más ve, detalles, personas o gestos que componen las luces o sombras de nuestro día a día, a veces soleados, a veces tormentosos.
