¿Qué fue de Suits? Crítica de Suits, una de las series de abogados que reinventa un genero popularizado por Ally McBeal.

«Suits» es otra serie de abogados con poco que aportar

Una Ally McBeal con traje

Llámenme nostálgica, e incluso imprudente. Pero si necesitara un abogado, lo buscaría en el Cage & Fish. Y lo haría por su informalidad, por su desfachatez a la hora de manipular al jurado, por el alto porcentaje de freaks en plantilla, y por las siempre alegres canciones que acompañan a McBeall en sus alucinaciones.

Por todo eso, y mucho más, en materia judicial me quedo con Ally McBeal, esa ahora noventera y desfasada serie de más humor que (el prometedor) drama feminista empleado en su promoción.

¿Por qué dicho arranque de melancolía? Porque tras el estreno de Suits creo necesario establecer cuál será la jurisprudencia a la hora de juzgar dicha serie. Ya saben, por aquello de que tenga un juicio justo.

[pull_quote_center]Un descafeinado, y más agrio que dulce, ayudante (Mike), cuyo máximo interés narrativo empieza y acaba con su pasado delictivo[/pull_quote_center]

El fallo

Suits representa la comedia más clásica y efectiva, aquella que basa todo el alegato creativo en sus personajes. Estos últimos, mucho más relevantes e interesantes que los casos expuestos (o casi). Por un lado tenemos a un insurrecto, ególatra, déspota y, por tanto, carismático abogado narcisista (Harvey).

Este último ofrece las más diversas situaciones de interés gracias a su arrolladora (que no innovadora) personalidad y carácter, más propias de Lex Luthor que de un abogado al uso, dicho sea de paso.

[pull_quote_center]Por otra parte, tenemos a un descafeinado, y más agrio que dulce, ayudante (Mike), cuyo máximo interés narrativo empieza y acaba con su pasado delictivo. Esto último, tema que me temo ocupará más tiempo del debido.[/pull_quote_center]

¿Qué quiere decir todo esto? Que en una serie en la que, como House, el máximo entretenimiento consiste en ver a su protagonista lanzando improperios a diestro y siniestro, no hay espacio para Wilsons menores. O dicho de otra manera: si la serie funciona es sólo en parte a esa pequeña parte ofrecida por uno de sus protagonistas, quien como Gregory House dota de personalidad a la obra. ¿La otra mitad de la serie? Demasiado inocua como para captar interés alguno.

No obstante, y por si acaso, me reservo el derecho de pronunciarme hasta el fin de la primera temporada.