MATERIA OSCURA

El futuro que Groening dibuja en Futurama es inestable y pesimista. Nueva Nueva York alberga la realidad más desoladora: multinacionales como la fábrica de robots de Mamá dispuestas a explotar nuestro lado más consumista, toneladas de basura gravitando por nuestra atmósfera y varios intentos de dominar el mundo (ahora gobernado por un único país: Estados Unidos). Pero también nos ofrece la realidad alternativa más anhelada por amantes de lo fantástico: un mundo en el que los viajes por el espacio, las guerras entre planetas y la más asombrosa variedad de seres robóticos o alienígenas forman parte de la rutina de cada día.

La atmósfera gamberra de la que se impregna la serie nos recuerda una y otra vez que estamos ante un producto elaborado con un único fin: entretener. Y es que la serie, sin absurdas pretensiones de ofrecernos un relato veraz y aproximado de lo que el siempre incierto futuro nos depara, resta el dramatismo que Sarah Connor atribuiría a tantos cambios tecnológicos y añade las ansias de aventura galáctica que Luke Skywalker sentiría ante la inmensa posibilidad de aventuras que los guionistas de Futurama regalan a Fry y sus amigos en cada nuevo episodio.

Además, y a modo de delicia suprema, Futurama ofrece para los seguidores más incondicionales el valor añadido de regalar diversos frozen gags o mensajes encifrados a lo largo de los episodios. Estos, a menudo escondidos entre las imágenes o escritos en lenguaje alienígena (pero no por ello indescifrables) ofrecen un toque de humor sólo apreciable para aquellos fieles dispuestos a jugar a ese gran juego ideado por Groening llamado Futurama.

APOCALIPSIS GALÁCTICO

[quote_box_left]Si por algo enamora “Futurama” es por su claro amor hacia la ciencia ficción.[/quote_box_left] La obra, toda una oda a lo fantástico, ahonda en los aspectos más atractivos del género hasta convertirlos en parte de las vidas de Fry, Leela, Bender y compañía. Todo ello desde una perspectiva burlona y provocadora que, rompiendo toda norma existente en materia de ciencia ficción, sirve para por un momento hacernos creer que lo que estamos viendo es tan posible como fascinante. Y, ¿no consiste en eso la magia de la ciencia ficción?

Otros elementos destacables en la serie son el profundo respeto en la continuidad de tramas (siempre reconfortante), las infinitas referencias científicas o informáticas que se dan cita, tales como el propio nombre de la serie, referencia directa a la feria mundial celebrada en 1939 en Nueva York de carácter futurista, o el significado binario del número de apartamento de Bender (el dólar). Y, por supuesto, la profunda e inconfundible sensación de entretenimiento obtenida tras la visualización de cada nuevo, sorprendente e inimaginable episodio de una serie que, nacida antes de poder ser apreciada en su totalidad, hace soñar con un futuro denodadamente animado.

Así que, amigos de lo fantástico, atreveos a consumir la bebida de moda en Nueva Nueva York: “Slurm”, lanzaros a la aventura de sobrevivir a la tiranía impuesta por Bender en Osiris 4, descubrid el misterio de “El Chupanibre” o evitad la destrucción de la tierra a manos de los aliens procedentes de Omicron Persei 8. Y, por supuesto, no dudéis en implantaros el eyephone, el último grito tecnológico diseñado por la mismísima Mamá, tirana empresarial sin escrúpulos. Porque no encontraréis un mundo tan caóticamente formidable como el habitado por Fry y sus amigos, construido con un demencial y profundo amor apocalíptico por la ciencia ficción.