Crítica y retrospectiva acelerada de Need for Speed, la versión para todos los públicos de Fast and Furious de Aaron Paul.
[quote_right]Al final, la pésima puesta en escena y el pobre guión se perdonan[/quote_right]
No se les puede reprochar nada a los chicos de Need for Speed, son puro divertimento. Con Aaron Paul al volante de este “quiero pero no puedo”, el reparto de la que pudo pero no fue espectacular show de acrobacias y derrapes automovilísticos prometido, derrapa en una accidentada carrera de sketches y escenas más propias de un videoclip que de una película. Pero, como suscribo, nada se puede reprochar. Porque, ¿qué podían hacer ellos u otros con una película que no es película sino videoclip de emociones y sensaciones varias?
Need For Speed no es The Fast and The Furious
Obligados a conducir por la autopista secundaria del blockbuster más descerebrado y superficial, los actores acaban perdiendo el control de sus personajes hasta estrellarlos en el muro de la vergüenza. Porque no son actuaciones sino emociones lo vendido en escena, porque no son actores sino elementos ornamentales y complementarios a una sucesión de escenas acompañadas de música y falsos momentos de emoción lo que Need for Speed ofrece.
Y porque Aaron Paul es capaz de mucho más, la cinta choca de pleno con la triste realidad: la falta de trama, cabos sueltos y nula calidad argumentativa frena todo intento de ser comparada a The Fast and The Furious, octava maravilla del celuloide en comparación con la presente obra.
Derrape de emociones en Need For Speed
No obstante, y a pesar de todo, Need for Speed gusta. Y lo hace porque no frena en los momentos de máximo optimismo y euforia, porque de malo que resulta el argumento, divierte encontrar los cientos de errores que lo forman, y porque de simples y estereotipados que resultan ser los personajes, acabas simpatizando con semejante panda de seres unineuronales. Y al final, la pésima puesta en escena y el pobre guión se perdonan.
[pull_quote_center]Nos divierte, nos entretiene, y nos contagía su buen rollo y sentido gamberro de la aventura más absurda y desbocada[/pull_quote_center]
Mucho más grave resulta, sin embargo, el indigno trato a las escenas de coches, carentes de toda emoción (y justificación) y de decepcionante carácter espectacular. No hay interés, ni emoción, ni involucración en las carreras, descritas desde un plano muy lejano y poco visual en el que el espectador se siente más como un mero observador en la lejanía que como un miembro integrante de éstas.
[quote_box_left]Si gana uno u otro, poco importa, porque el qué está pasando en cada momento y por qué está pasando parece demasiado absurdo, incomprensible y previsible la mayoría de las veces.[/quote_box_left]
Pero, porque en Pizzacinema ya es Navidad y sentimos el espíritu de la alegría invadir la redacción, queremos ser buenos con Need for Speed y la colocamos entre nuestras favoritas del presente año. Porque nos divierte, nos entretiene, y nos contagía su buen rollo y sentido gamberro de la aventura más absurda y desbocada.
Por todo ello, desde Pizzacinema recomendamos el muy obligado visionado de Need for Speed. Porque, si al final te decepciona, siempre puedes pasártelo bomba enumerando los mil y un fallos existentes en el argumento. ¿Nuestro favorito? La injustificada necesidad de “respostar en caliente”.