Cuando para conmover se recurre a la explotación del dolor y horror de una historia real surge la duda: ¿es esto una actitud carroñera? El auténtico cineasta es el que puede emocionar, conmover y llegar al alma sin necesidad de recurrir a ciertas técnicas aquí empleadas.
La falta de sentimiento se suple aquí por un horror gélido que no transmite la humanidad de ‘Viven’, donde la misma historia se narraba con mayor acierto. Quizá porque ‘Viven’ se centraba más en emocionar que en impresionar o quizás porque el cast supo plasmar mejor las emociones y evoluciones de aquella tragedia. Podría definir a J.A. Bayona como a un buitre del espectáculo. Busca una tragedia y escarba en ella hasta conseguir una película que explotar en taquilla. Recursos emocionales y escenas duras de ver donde el dolor desgarrador se convierte en elemento a exhibir con dudosa moralidad.
Larga y aburrida, fría y sin sentimiento, tristemente tortuosa y tediosa consigue que el espectador desconecte, se aburra y recurra al teléfono o al cambio de canal. Repetitiva en su narración y carente de alma estamos ante un fiasco sobrevalorado de dimensiones épicas.
- Lo peor: La incomodidad con la que se percibe la explotación del dolor en pro del entretenimiento. Toda tragedia u hecho real merece ser contada con respeto y sentimiento y si de algo carece esta película es de sentimiento.
