La película que tienes que ver es El menú. Con unos ingredientes inquietantemente deliciosos, la película es un objeto de entretenimiento que mezcla el horror con la sátira social.

Tenía muchas ganas de ver esta película. Adoro las historias en las que un grupo de desconocidos se reúnen en algún entorno exótico en el que resolver un misterio es el gran entretenimiento para el espectador. Y El menú es una de esas historias.
Tres grandes nombres destacan en el cartel, Ralph Fiennes, Nicholas Hoult y Anya Taylor-Joy, aunque sólo ella me incitó a interesarme en la película aún antes de saber de qué trataría.

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The menu, la película que tienes que ver

Espléndio Ralh Fiennes, ofrece una versión inquietante de un chef que, en plena crisis existencial, decide culminar su carrera con la que será su obra de arte definitiva: Hacer arder su local, con comensales y equipo de cocina incluido. Todo ello, eso sí, con el objetivo de denunciar el consumismo alocado e insatisfactorio de la sociedad capitalista.
Esto lo explico yo y entiendo que suena absurdo pero en palabras de Chef Slowif suena demencialmente poético. Una vez dicho esto, y tras pedir perdón por el spoiler, prosigo.

El menú: Final explicado

El menú: Lo mejor y lo peor de la película

La película me remitió directamente a Midsommar, pero sobre todo a La isla del Doctor Moreau, pero siendo El menú una película digna de ver y no el espectáculo casi dantesco que supuso la obra protagonizada por Val Kilmer y Marlon Brando. Aunque la tragedia se masca desde el primer momento, la atmósfera casi terrorífica, inquietante y claustrofóbica se aduena del espectador, haciendo que no quieras abandonar el loco restaurante en el que transcurre todo.

El menú: Final explicado

Al estilo de cualquier historia de Agatha Christie los personajes van desvelando poco a poco quiénes son, qué secretos esconden y por qué deberían o no acabar ardiendo en llamas. Aunque aquí lo más enigmático no es saber qué está pasando, sino cuándo pasará y por qué.

Ágil, envolvente, adictiva, inquietante y a veces perturbadora, El menú es una película cuya sencillez e ingenio asusta por lo inquietantemente entretenida que es. Sin embargo, es en el momento final, en el postre, cuando la cinta pierde fuerza. Quizá porque los finales made in Hollywood que cambian el «y comieron felices» por todos acabaron muertos siempre dejan mal sabor de boca, sin atisbo de esperanza, o quizá porque la llegados a ese momento la historia merecía un final sorprendente, explosivo e inesperado. En cualquier caso, El menú es el menú ideal para cualquier tarde de cine.

El menú: Final explicado

Aunque es el propio chef Slowif el que en la presentación del postre explica el significado mismo de su obra y por ende de la cinta, he aquí el final explicado de El menú. La película, a través del chef Slowif, denuncia el consumismo atroz y desnaturalizado al que se somete a la sociedad, incapaz de encontrar satisfación o placer en una constante búsqueda de la perfección que nunca llega.

No importa lo que que consumamos, nunca es suficiente. Siempre queremos más y más. Y cuanto más queremos menos apreciamos lo que nos rodea, menos valoramos lo que tenemos. La sociedad sacrifica vida, esfuerzo, sangre y vida para satisfacerse los unos a los otros pero nadie parece valorar nada. Se da por sentado que merecemos invadir los mares y las tierras para dar captura y muerte a los peces y animales que saciaran brevemente nuestro apetito, sin pararnos siquiera a apreciar su sabor o el sacrificio que ha conllevado saciar un breve momento de saciedad.

Las cosas y la sociedad misma pierden personalidad para convertirse en una masa uniforme en la que todos quieren ser como el resto, todos quieren la aprobación de todos, todos quieren ser poderosos, todos quieren sentirse especiales a pesar de su intento por ser como otros, y sobre todo en donde todos se devoran los unos a los otros. No se miran a la cara, no se preocupan por los otros, simplemente se ignoran tal en un baile en el que ser popular y rico son méritos superiores a ser buena persona.

El menú: Final explicado

La sociedad que desprecia chef Slowif es aquella que es presa del materialismo, que ha olvidado ser feliz, disfrutar y vivir, aquella que ya no hace las cosas por amor, ni por diversión, ni por ayudar a otros, sino por dinero. Esa sociedad que mata los sueños de todos al arrebatarnos la capacidad de disfrutar como niños, sin importar si lo que tenemos en nuestro plato es una hamburguesa con queso tradicional o un elebarado y sofisticado plato deconstruido en forma de ejercicio intelectual vendido por una suma desorbitada de dinero del que ni siquiera nos acordaremos mañana. Sin embargo, ¿quién no recuerda esos dulces baratos y simples que nos hacían sonreír de niños?