¿Cuáles son las mejores actrices de acción? Descubre a las mejores damas de la muerte
[quote_right]El sentimiento de impotencia y rabia transforman a una dulce niña en la más letal asesina[/quote_right]
Cuando la dulce y angelical Meg Ryan dio una lección de venganza en Adictos al amor, la veda quedó abierta para todo un ejército de féminas enfurecidas, entre las que destacan La Mamba Negra (Uma Thurman) de Kill Bill y Soshanna Dreyfus (Mélanie Laurent) de Malditos Bastardos, poderosas reinas de la vendetta. Sin embargo, por contar Quentin Tarantino con un espacio dedicado a su obra en esta misma página, procederé a continuar el ranking sin las mencionadas damas de la muerte.
Así pues, cabe mencionar a Angelina Jolie, la más salvaje bellezadel actual panorama cinematográfico, gracias a Wanted, filme de múltiples resentimientos en el que el sentimiento de impotencia y rabia transforman a una dulce niña en la más letal asesina, Fox (Angelina Jolie). Ésta se mueve por el deseo de impedir que otros inocentes como su padre acaben muertos, y para ello hará lo inhumanamente posible.
Balas con precisión milimétrica, movimientos imposibles y una escalofriante falta de escrúpulos la convierten en la vengadora más peligrosa, ya que sus ansias de justicia la llevan a arrebatar la vida de cualquiera, incluida la suya.
Otra belleza letal fue Natalie Portman, la precoz Mathilda de El profesional (Leon), que estremeció a medio mundo por su sincera interpretación de una joven capaz de conmover con la mirada al más frío de los asesinos (Jean Reno), y con el coraje suficiente como para enfrentarse a un atroz agente de policía (Gary Oldman), responsable de la muerte de su familia
[pull_quote_center]Natalie Portman, la precoz Mathilda de Leon es la única que no se sirve de la espectacularidad para contar su historia[/pull_quote_center]
Sin duda la vengadora más inocente, la más desvalida de todas las mencionadas hasta ahora, y la única que no se sirve de la espectacularidad para contar su historia. Mathilda se ha ganado la complicidad del espectador por su descorazonada voluntad de aferrarse a la vida.