Crítica de El cabo del miedo: El Scorsese más inquietante
Sabes que una venganza es buena cuando el actor secundario Bob le rinde tributo en uno de los mejores capítulos de Los Simpsons sobre el ya eterno y desesperante intento de venganza hacía el simpático Bart Simpson.
[quote_right]El intenso, extraordinario e irrepetible Max Cady[/quote_right]
El maestro Martin Scorsese daba a conocer en 1991 la venganza más inquietante y perturbadora de todos los tiempos, la llevada a cabo por un maquiavélico convicto no demasiado satisfecho por la vaga defensa que su abogado le prestó. Ése preso era el intenso, extraordinario e irrepetible Max Cady, de la inquietante El cabo del miedo, rol encarnado magistralmente por el mejor actor vivo: Robert DeNiro.
Durante catorce años en prisión, Max Cady no ha hecho otra cosa que planear minuciosamente como destrozar la idílica vida de su defensor legal, Sam Bowden (Nick Nolte), pero lo más aterrador no es el tiempo dedicado a pensar en cómo acabar con una vida, sino la implacable serenidad que DeNiro expira en cada escena, haciendo visible una frialdad que pone en evidencia la atroz personalidad de su personaje, que parece guiarse por su salvaje locura sin perder la compostura en ningún momento.
[pull_quote_center] … el temor de que Max se encuentre en cualquier parte, observando desde lo lejos con su desalmada tranquilidad, acechando el momento de atacar…[/pull_quote_center]
El miedo de la familia Bowden se contagia sin remedio al espectador, que siente como se para la respiración ante el temor de que Max se encuentre en cualquier parte, observando desde lo lejos con su desalmada tranquilidad, acechando el momento de atacar, de poner en práctica su ansiada, obsesiva y trastornada venganza.
[quote_box_left]Quizá se encuentre en tu jardín, delante de ti en la sala de cine, o debajo de tu coche. Nadie puede garantizarte que estés a salvo[/quote_box_left]
Quizá se encuentre en tu jardín, delante de ti en la sala de cine, o debajo de tu coche. Nadie puede garantizarte que estés a salvo, y nadie ha implantado tanto temor entre defensores de la justicia como Max, el autor de una venganza que podría definirse como lenta tortura.
Por todo ello, él es el mayor vengador del cine (que no vengadora, categoría reservada a la Mamba Negra).