Lo tenía todo para ser una película excelente: Un cast en el que Nick Furia y Falcon de Los Vengadores, o lo que es lo mismo: Samuel L. Jackson y Anthony Mackie, compartían escena, una historia de superación y empoderamiento con denuncia social y moraleja y un divertido y entramado plan para hacer lo imposible al más puro estilo Ocean’s eleven. Sin embargo, algo falla.
La culpa no es de los actores, ni de la historia, sino de la narración. El director George Nolfi, acostumbrado a los filmes de acción (El ultimátum de Bourne, Destino oculto), ejecuta en ‘El banquero’ la magia de la que se sirvió en Ocean’s Twelve para exponer la ejecución de un plan perfecto con el que «vengarse» de un sistema injusto. Pero lo hace sin asumir riesgos en sus argumentos.
La historia carece de fuerza a la hora de denunciar y exponer unos hechos que cuentan parte de la realidad vivida en la América de los sesenta y que en manos de directores como Spike Lee o Quentin Tarantino hubieran quedado reflejados con mayor fuerza y desgarro.
No hay riesgo en su narración, ni fuerza en su discurso, lo que hace que la historia en sí pierda intensidad y al final el desenlace se antoja propio de un film hecho en Hollywood.
