Requisito 2: Ser buena persona

El segundo de los condicionantes es ser, ante todo, una buena persona. Y, ¿existe alguien más bienintencionado que Kevin Kline en ‘Dave, presidente por un día’? Sí, la química con Sigourney Weaver era algo difícil de percibir, y la obra peca de ser demasiado melosa, pero Kline brilla por su inocente personaje en una cinta realmente predecible a la vez que entrañable, y eso merece un voto.

Requisito 3: No ser un descerebrado(siguiente página…)