Lo que no se debe hacer en el cine: 4 conductas irritables

Sí, las sesiones petfriendly existen por difícil que pueda resultar de creer. Los inconvenientea de llevar animales a una sala de cine incluyen ladridos, posibles olisqueos indeseados, alboroto, y, sobre todo, una dudosa cuestión de higiene. Sentar a un perro en la butaca del cine es como dejar sobre la misma los zapatos con los que se anda por la calle. Mención aparte es el caso en el que las mascotas deciden apuntar al plan cinéfilo a las pulgas.

El consejo: Exiten parques habilitados para que los perros disfruten a sus anchas.

Una película media dura entre 90 y 120 minutos. Así pues la pregunta es: ¿de verdad existe la necesidad imperiosa de comer durante la sesión de cine? Se puede comer antes o después de la cinta, pero la gran mayoría opta por hacerlo durante la proyección. El resultado se traduce en un ruido incesante y molesto que ahoga el sonido de la película.
El consejo: Existen locales llamados restaurantes en los que se sirve comida.

«Es sólo un niño» se ha convertido en el emblema que algunos padres usan para defender a sus indisciplinados hijos. Chillar, cantar y gritar como un poseso son conductas inadecuadas en un cine o cualquier otro sitio público. Por eso antes de llevar a un niño al cine es responsabilidad de los progenitores saber si éste sabrá comportarse o terminará haciendo insufrible la sesión a los presentes.
El consejo: Existen parques en los que los niños pueden jugar despreocupadamente.

Hay quien disfruta viendo películas y quien además disfruta comentándolas. Y luego está la persona que disfruta combinando ambas actividades.
Resulta grotesco no poder escuchar una película porque hay quien ha decidido mantener una conversación amplia y fluida en mitad de la proyección (ya sea con su acompañante o vía teléfono).
El consejo: Salvo cuestiones de vida o muerte aquello que tengas que decir puede esperar.

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