40 aniversario de Rocky

Nada termina hasta que tú sientes que termina”

Rocky consiguió conmover al frío Estados Unidos y a los estrictos miembros de la Academia, quienes le otorgaron 10 nominaciones a los Oscar (de los cuales acabo alzándose con el Oscar a mejor película, director y montaje). Y digo Estados Unidos porque la cinta (vale, tiene una diminuta pega) peca de ser demasiado patria como para “llegar” al corazoncito de otros países. Sin embargo, la universalidad de la historia y la empatía por el protagonista hacen que cualquiera pueda dejarse llevar por la historia. Y como es mi caso, vivir con completa entrega y emoción cada combate. Aunque, y lo reconozco, la emoción se va perdiendo conforme va aumentando el número de entregas. Otro pequeño inconveniente que es necesario mencionar es la repetitividad de la trama, la cual, si bien no cansa, puede restarle previsibilidad a los acontecimientos. Y por ello, si me hacen elegir, me quedo con la primera y segunda entrega. Aunque, seamos sinceros, ¿Quién se resiste a ver las otras cuatro?

Como no pretendo extenderme mucho, no quiero cansar a nadie, me apresuro en ir concluyendo. No, no me sonrojo al reconocer que Rocky es una de las películas más emotivas que he visto, ni me avergüenzo al reconocer que Stallone es uno de los actores de acción irrepetibles del celuloide.
Stallone sabe mantenerse con la cabeza muy alta, orgulloso de su pasado, presente (a diferencia de otros actores. JCVD) y futuro, porque, y citando la frase comercial de Rocky Balboa: “Nada termina hasta que tú sientes que termina”.