Veo que el sol empieza a ponerse y todavía no he dado razón alguna por la que deban ver sin excusa Abierto hasta el amanecer. Bien, la primera es simple y clara: No encontrarán nada igual en su género, porque, entre otras cosas, ni siquiera posee un género concreto, salvo el Tarantiniano, género que si carecía de nombre, queda bautizado por mí en este momento, dejando a un lado el toque de Rodriguez, porque no es que me olvide de él (el director después de todo). No obstante, reconozco que Sin City sigue siendo una de mis cintas favoritas, o que su historia de Four Rooms me parece la más graciosa de todas (muy por encima de la de Quentin) y también, por supuesto, reconozco su sobrado talento y su compulsiva obsesión por contar con la presencia de Salma Hayek en casi todas sus películas (les reto a que la encuentren en la mencionada Four Rooms). Pero, simplemente, no alcanza a Tarantino. Por lo que sí, posiblemente tenga la costumbre de omitirlo cuando de ambos se trata.

Vaya, definitivamente el sol empieza a esconderse y se va acabando el tiempo para dar alguna razón más. En fin, van a tener que creerme sin más cuando les digo que no van a encontrar nada semejante a Abierto hasta el amanecer. A pesar de que el cine nos prepara un nuevo Amanecer de vampiros metrosexuales, no puede haber mejor opción que amanecer con los vampiros del “Titty Twister”, eso sí, siempre que sea en compañía de los hermanos Gecko y la entrañable familia Fuller.