Almas de metal

La serie no sólo está llena de innumerables referencias al género de la ciencia ficción, sino que toma prestadas las tres reglas de la robótica impuestas por el gran Isaac Asimov y que son las siguientes: (1) Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño. (2) Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la Primera Ley. (3) Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.

Lo que tienes que saber de Westworld Review
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Otra de las peculiaridades de la obra es que se narra desde la perspectiva de los  anfitriones (los robots), al igual que sucedía en ‘Inteligencia Artificial’ de Steven Spielberg. Esto último resulta ser un elemento altamente atractivo y casi subversivo del género, que nos permite posicionarnos del lado de los robots.

La tercera característica de la obra es su clara inspiración en la película que le da origen, ‘Almas de metal’, una obra de la que se desmarca en diferentes aspectos. Una de las mayores diferencias entre la obra cinematográfica y la televisiva es que ‘el hombre de negro’ (Yul Brynner) no es un robot, sino un humano (Ed Harris).

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La segunda diferencia es que, a diferencia de la película, que ofrecía la opción de aventurarse en el Oeste, la Edad Media o la era romana, en el actual Westworld sólo hay un parque temático, si bien es cierto que podemos ver cómo la incorporación de nuevos personajes y escenarios (los samuráis) se va introduciendo a lo largo de los capítulos. Otra diferencia significativa es que si en la película la causa de la rebelión robótica era un virus del sistema, aquí está causada por el intencionado deseo del socio de Robert Ford de hacer que los huéspedes alcanzaran un nivel de autoconciencia por medio de ensoñaciones.

Huéspedes y anfitriones del lejano Oeste (Sigue en página siguiente…)