Paranoia en estado puro
Es cierto que en los primeros capítulos resulta sencillo y divertido pararse a buscar las muchas similitudes (porque haberlas, las hay) con ‘Dexter’ y ‘American Psycho’.

Pero este divertimento queda rápidamente eclipsado por Elliot y su universo de conspiraciones, paranoias y crítica social, elementos protagonistas de la primera temporada.
Para muchos demasiado extraña y para otros pura genialidad, la primera temporada destaca frente a la segunda por poseer un espíritu indómito y subversivo ajeno a los resultados o expectativas de la audiencia.
Sin embargo es en la segunda temporada donde la originalidad, lo inesperado y el desenfreno en pro del escándalo hacen su aparición. Desmarcada del tono lúgubre de la primera, la serie se abre paso y asume riesgos tales como versionar un capítulo de ‘Cosas de casa’. También se aumenta el nivel de paranoia y se ríe del espectador cuando la trama así lo requiere. Y, en definitiva, aumenta la necesidad de seguir viendo un capítulo tras otro en bucle y sin descanso.
Las preguntas que nos deja ‘Mr. Robot’ (Sigue en página siguiente…)