Retrospectiva de Breaking Bad: El adiós definitivo de Walter White y las claves de su éxito.

Bryan Cranston es tan buen actor como buena persona era Walter White

Adiós, señor White

Walter White, más conocido como Heisenberg, se despide de la pequeña pantalla provocando un profundo e inconsolable sentimiento de amargura. Pues a pesar de la majestuosidad con la que White supo evolucionar, ha sido precisamente en la última de sus apariciones en la que W.W. se ha mostrado más terrible y trágicamente derruido.

Y es que éramos muchos los que anhelábamos un final feliz. O al menos digno para el capo gringo, quien se había ganado a pulso, si no el respeto, sí la comprensión de su familia y un muy merecido retiro en paz.

El peligro siempre fue Walter White

Pero por aquello de que pesa más la hipocresía que la razón, y a pesar de que era ficción y no realidad lo mostrado, Heisenberg acabó recibiendo lo que Vince Gilligan tan absurdamente califica de «justo merecido» según la hipócrita sociedad.

Ridículo Gilligan y su lamentable decisión demagoga, lo cierto es que el final de Breaking Bad ha resultado ser insatisfactorio.

Pues justo o no, matar a uno de los más célebres personajes televisivos en nombre del bien común es traicionar a un personaje que lo ha dado todo en pro del divertimento.

Profundamente trágico, inquebrantable en su empeño de vivir y obstinado a conmover, Walter White es el último gran héroe americano, un hombre injustamente sacrificado en pro de la regla establecida, un personaje brutalmente auténtico e irremplazable, W.W.