Crítica de la nueva serie y despropósito de los (inexplicablemente) orgullosos responsables de esperpentos varios como Aída, Anclados. Descubre el porqué de que Anclados se hunda en su absoluta «cutrez».

Anclados es mucho más que el nuevo suplicio nacional, es un despropósito en sí mismo. Y no lo digo sólo yo, también los responsables de que se emita dicha serie en Telecinco, que alargaron el estreno de la misma hasta que el piloto resultó lo suficientemente digno como para ser emitido sin que se les pueda acusar de tortura audiovisual.

[quote_box_center]Penosa, ridícula y hasta, si me los permitís, cutre.[/quote_box_center]

¿Exagerada? Ni mucho menos. La serie, de espíritu obsoleto y bromas chamuscadas por la sobreexplotación en antena, intenta más no consigue hacer reír. Y la culpa no es principalmente (que sí parcialmente) del guión (éste ridículamente grotesco y simplón) sino de los actores, que carentes de gracia o talento alguno se pasean por escena con menos vida que los elementos de atrezzo, soltando con más prisa que acierto sus frases, recurriendo al chiste fácil y chabacano que ya a nadie le hace (o debiera hacer) gracia alguna.

[quote_box_left]Anclados da más pena que risa[/quote_box_left]

¿La conclusión? Anclados podría resultar un producto digno de entretenimiento si no fuera por el «casperío» absoluto que inunda la ficción marítima, los chistes reformulados y la desastrosa edición que marea más que narra. Es decir, con otros actores, otros guionistas y otro punto de vista, la idea de españolizar en clave de comedia Vacaciones en el mar tiene cierto potencial. Lástima, pues, que al final no se hayan atrevido a reinventar la comedia española.